jueves, 2 de septiembre de 2010

Por si os encontráis alguna vez con el Hombre Incompleto...

La gente se asombra al ver pasar al Hombre Incompleto por las calles de Nueva York.

Es un hombre al que le faltan piezas.

De hecho, si te fijas bien en su chaqueta, negra, verás cómo en los bordes están recortados huecos donde encajarían perfectamente las piezas de un puzzle. También verás cómo parece que de sus guantes, negros, cuelgan piezas que amenazan con caerse.
El movimiento se su pelo, negro, no es más que el efecto de las bisagras entre las piezas, como una puerta que ha estado siempre abierta.

Y así va caminando, por las calles de Nueva York: dejando tras de sí una estela de confusión y un rastro de piezas sin hueco donde colocarlas.
Dicen, que el Hombre Incompleto va buscando completarse con todo lo que le falta.
Dicen, que ha recorrido medio mundo para encontrar sus piezas.

También dicen, que las piezas que le faltan son aquellas que dan sentido redondo a su pasado: las verdades (de las que no sabemos nada).

El Hombre Incompleto giró la esquina, topando de bruces con un portal en cuyo interior había un gran espejo, y reconociéndose en el destartalado reflejo, suspiró.
Aún le quedaba mucho por caminar y mucho por encontrar para poder verse entero...
Y entre dientes dijo:
-Me gustaría volver a ver mi reflejo completo en el espejo algún día...

Y el Hombre Incompleto salió del portal dando una patada a una piedra, haciendo saltar miles de piezas y espantando a las palomas.
Así se perdió en su propia busca entre los tranvías, las luces de los taxis, el ruido de la gente y el humo de los bares.
Un niño que jugaba en el parque sonrió al verlo pasar.

Quizás fuera la última vez que lo viera pasear por Nueva York.

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