lunes, 13 de septiembre de 2010

Ordenado desorden.


Hay quien tiene la manía de ordenar todas las cosas que a su alcance llegan para darle sentido a su vida. De hecho, no hacía mucho, había leído sobre la manía de alguien llamado Agilulfo que, incluso sin existir, sentía la necesidad férrea de ordenar todo cuanto llegara al alcance de su mano: ya fueran piñas, migas de pan o su propia vida.

A veces me siento bastante reflejada en la blanca armadura de aquel caballero inexistente, aunque, ¿qué le vamos a hacer?, tanto orden a veces puede hasta causar mal estar. Por eso me alegra haberme dado cuenta de que, entre el orden desordenado que pretendo conservar siempre se puede colar algo que haga de él un ordenado desorden.

Y eso me hace sonreír.

1 comentario:

  1. ¡Hola! Acabo de encontrar tu blog y me gusta. ¡Me quedo!

    ¡Un abrazo!

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