miércoles, 26 de enero de 2011

Presentación de Ms. Cat

A Ms. Cat le gusta hacer sonar fuerte las botas contra la acera cuando camina.
Le gusta estirar las piernas lo más que puede para hacer que el dibujo de sus medias de blonda se estire a lo largo de su metro de piernas.
Le gusta mirar las baldosas. Cuando ha recorrido una calle tantas veces como esa, prefiere ir mirándose los pies. Es así de ególatra.
A Ms. Cat le gusta observar desde las esquinas y sonreír felina, haciendo brillar sus ojos de gata. Va buscando algo. Y en la esquina gris la abordan con un comentario, con una frase.
Ha encontrado algo.
Es un ser diferente a ella, de otra raza, curtido en vida.
Se nota en la mueca de su sonrisa.
A Ms. Cat le gusta investigar. Sigue con la mirada a ese desconocido para conocerle. Siempre desde las sombras.
Sin embargo le gusta hacer ruido cuando le sigue.
Le gusta que la mire con el rabillo del ojo.
Ha encontrado algo.
No es lo que buscaba, pero le gusta.





Ahora que es época de exámenes me fijo más en las personas de mi alrededor y no paro de inventar historias absurdas.
Será por eso.
No me puedo concentrar.

martes, 11 de enero de 2011

Momentos pequeños y estúpidos.

Y allí estaba ella.
Dando pasos pausados entre las estanterías de libros.
Clac, clac.
La suela de sus botas marcaba el ritmo de sus latidos mientras hundía las yemas de los dedos en las letras en relieve sobre los lomos. Pasaban como los árboles de la carretera en un viaje en autobús.
Entre páginas le veía.
Se acercó un poco a él, pero un espejo la asustó. Respiró hondo.
Clac, clac.
Esperó distraída a su lado, pensando, maquinando las palabras justas. Cómo saludar, cómo parecer cortés. Hasta que él alzó la mirada.
Ella se pasó la lengua por los labios, que de repente se habían quedado secos y mudos.
Y disparó.
No las palabras que tanto había pensado, sino una frase sin pies ni cabeza que él pareció comprender.

Sígueme.

Torpe.

martes, 4 de enero de 2011

Abstracción felina.

El gato mira melancólico las manos.
Es como el juego de abstracción que relata Cortázar en su libro de Historias de Cronopios y de Famas (Posibilidades de la abstracción; página 60).
El gato se abstrae con las manos.
Lo único que ve son pájaros carnosos que baten sus alas de manera arrítmica y separadas del cuerpo. Se relame.
Sabe que quiere que pasen por su lomo, pero sin embargo todo queda ahí. Ahí tiene su momento de lucidez.
No quiere morder. Y, ahí sigue.
Mirando lejano desde su cojín, esperando al pájaro perfecto que imagina, algún día se pose sobre su lomo. Y él no gruñirá ni silbará. No morderá.

Pero, ¿a caso eso le inquieta ahora?