sábado, 23 de abril de 2011

I've been broken for a while, but I'm not missing you

Había pasado mucho tiempo.
Realmente no eran más que casi cuatro años. Aun así, cuatro años son suficiente para olvidar por completo una sensación concreta.
Cada noche se dormía apretando las frías sábanas contra su cuerpo.
Cada noche se dormía echando de menos una sensación.
Una mañana decidió salir a pasear con sus pensamientos. Se despertó con la sensación en el cuerpo de que nada iba a cambiar.

Cuán equivocada estaba.






El viento frío del parque le movía todo el pelo delante de la cara. También le despejaba las ideas.
Inhaló una gran cantidad de aire frío que le heló los pulmones.
El corazón se creía tan frío que fingió no darse cuenta.
Entre el gris piedra del parque apareció una sombra negra. Una sombra negra con un rostro blanquísimo.
Sonrió abiertamente.
Sonrió hambrienta.
Los ojos se llenaron de luces, de la imagen de la sombra.

Había recordado.

La apariencia juvenil se había ido, aunque aún seguían presentes un cabello largo y negro precioso, una piel impoluta y unos ojos pequeñitos y separados que brillaban bajo unas cejas ralas.
Una caricia en el mentón camuflada con guantes de cuero apremió a las palabras.
-Es como el roce de una sábana fría.-dijo ella.
-Eso es porque no soy real.
-Da igual.- Sacudió la cabeza, sonriente.- Qué bien te sientan los treinta.
-Y a ti los casi veinte.

[...]


Es curioso que, a veces, lo que más te ayuda a recordar es una canción que no conocías de nada.

jueves, 7 de abril de 2011

Por las primeras palabras

Imaginad la situación:
Papel en blanco.
Tienes una idea revoloteando por la cabeza y sin una salida de emergencia. Has pensado el cuerpo de la idea, incluso el adorno gracioso que quieres ponerle a la última letra cuando termines de escribirla.
Lo único que falla es que no sabes cómo perturbar el blanco del papel.
El resto viene solo.
Sería similar a una conversación por teléfono cuando se hace de repente el silencio y sigues con algo que decir.

"-¿Has terminado ya de hablar?
Al otro lado del auricular se escuchaba la respiración con el mismo efecto de un micrófono viejo. Algo pasaba.
-En realidad no...
Pasaron unos segundos de palpable silencio. Esos segundos largos en los que un ejambre de palabras quiere salir de los labios aun sin saber a qué se enfrentan.
-¿Y bien?
-No sé... Quizás llevamos tanto tiempo sin vernos que se me ha olvidado cómo hablarte.
-Piensa entonces tus primeras palabras, hermanito.
Del auricular llegó el sonido cascado de una risita."