domingo, 18 de septiembre de 2011

domingo, 11 de septiembre de 2011

Humedad, pintura y chocolate

Como final del verano que es y como feria y fiestas del pueblo que son, quiero hacer un llamamiento hacia esas canciones que no hacen otra cosa más que sonar en las radios más famosas durante los tres meses de las vacaciones. Pongámonos en situación:

Estás en tu coche. Son las ocho y media, nueve menos cuarto quizás, de la noche de octubre.
Llueve. Y los latidos del corazón los marca el limpiaparabrisas y el leve ronroneo de una radio distinta pero igual.
Las librerías aún no han cerrado. Se encuentran en su apogeo, tanto de trabajo, como de beneficios, como de curiosos que aprovechan el cotarro para buscar carne fresa en el mercado de los libros.
Lo único que ilumina el camino a casa son las luces de las tiendas cerrando y de unas cuantas farolas blancas, ralas, evanescentes en la lluvia, que marcan las líneas de la calle. El ambiente casi fantástico, irreal, como los minutos anteriores a que suene el despertador que disfrutas desperezándote en la cama (“oh, aún me quedan cinco minutos para levantarme, mmmm”).

 Lo único que hace que la escena se cargue de realidad son las dos o tres personas que cruzan las aceras refugiados bajo los paraguas o bajo un fajo de partituras (“vaya, ese se ha despistado esta tarde…”). Los hay también que aprovechan para rematar las últimas compras del día o los que deambulan en busca de algún bar en un día entre semana como el de hoy.

De repente, entre el hipnótico ruido del limpiaparabrisas adviertes que ponen algo “nuevo” en la radio. “Nuevo” porque es diferente a esas canciones baratas y grises que se componen para la temporada (“como si la música se pudiera comparar con la ropa, ¡ja!”). “Nuevo” porque no es más que otra canción que has escuchado ya mil veces pero que ahora se carga de cierta nostalgia. 

Se trata de la canción del pasado verano. Del verano aquel en el que se llevaba el look Bohemio-Fingido en las chicas y el look Geek-Marbel (no por tanto menos fingido) en los chicos. Te recuerda, no sé, quizás a una noche de parranda, a una conversación, a un ambiente, a una persona, a una playa, a una carretera…
Todos la hemos bailado, discutido, odiado, cambiado en cuanto salía por la radio, reído, gozado, descargado. A ti en concreto puede que no te haga mucha gracia, pero, no sé, te ha dado por dejarla. Te recuerda algo bueno.

¿Te ha logrado trasladar a algún lugar o recuerdo?

Eh, pues ahora vuelve a la realidad. Recuerda que sigues conduciendo camino a casa y está lloviendo. Vuelves a bajar el volumen de la radio, dejando un eco que se apaga, que suena a algún tipo de nostalgia rara que se repite cada vez más en el limbo, más lejos de la realidad. De tu realidad de ahora.

Acabas de llegar a casa.


[...]

Ahora lo que se escucha desde mi habitación es el zumbido sordo de la feria. Huele a húmedo, pintura, aceite de freír y a chocolate con churros. Entre tanto se intercalan pitidos de coches estancados en los alrededores del ferial, esas canciones del verano tan vacías, la voz cascada de la tómbola, pasos de gente… Encapotando en realidad una canción de Kings of Leon.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Mrs. Cat strikes again


Los estudiantes le inyectan un no sé qué que qué sé yo a Granada.
Es como si la ciudad despertara de un caluroso letargo para efervescer con la ayuda de miles de personitas.
Mrs. Cat contribuye a este extraordinario suceso que acontece una vez cada septiembre. Hoy ha vuelto a pisotear por el barrio. El barrio que tantos recuerdos le trae.
Esa es la panadería de siempre, con el característico olor a matalahúva y a azúcar requemada. Las cafeterías emiten multitud de ruidos, en especial la de en frente de la lencería: las risotadas de la camarera, el bullir de las cafeteras, el chocar de las cucharillas, el silencioso vaivén de los camareros vestidos de negro.
La verdulería sigue ofreciendo el abanico de tonos chillones y vistosos. El camión sigue aparcado en frente del “Todo a Cien” de los chinos y el mismo muchacho rapado pasea un remolque de cajas cargadas y vacías de un lado a otro de la curva de la acera. Siempre mira a los ojos a Mrs. Cat cuando la ve pasar. Ella cree que es su forma de dar los buenos días.
Saliendo del barrio y tomando el mismo camino de siempre, ve al mismo ciclista acompañado por el mismo perro en la puerta de la misma bollería, comprando algo para desayunar que envolverá en una bolsita de papel y que se llevará más allá de la parada de autobús.
Los médicos y enfermeros del Hospital Clínico conforman un ir y venir de batas blancas, olor fuerte a perfume y tintineo de estetoscopios contra algún bolígrafo en el bolsillo.
Así van sucediendo un episodio tras otro.
Todo con la misma movida rutina de las mañanas temprano. Todo en el mismo sitio donde Mrs. Cat lo había dejado todo antes de partir.
Una vez arriba también la esperaba la misma gente. Las mismas anécdotas, aunque distintas, siempre sonaban familiares de las bocas de aquellas personas. Los mismos saludos…
La misma mano que intentó posarse sobre el hombro... 

jueves, 1 de septiembre de 2011

Sturm und Drang castizo




Abre la ventana del verano por septiembre para que entre el aire de otoño.
El color azul del cielo destiñe por su exceso de lágrimas.
El suelo se vuelve cano, muriendo allá lejos donde se empuña la media luna
por personas que quedaron atrapadas en el tiempo.
...
No sé qué tiene el aire de septiembre,
que vuelve lo caduco más vivo, más lleno de energía
lo marchito, lo profundo, más sensible. 
Con más sentido.
Algo espeluznante completamente atractivo.



La fotografía es de Cristina García Rodero. Se titula Septiembre. Pertenece a una colección de fotografías que se llama La España oculta, donde intenta (y creo que consigue de forma sublime) captar las costumbres retorcidas de la España convulsa de los años 70 además de captar lo anecdótico, como si quisiera crear con su cámara un ambiente de irrealidad y de romanticismo para hacer que con los detalles más insignificantes se nos abra la boca.
Quizás lo haya pintado muy bien, pero ha exaltado mi vena romántica decimonónica.
Y hablando de costumbres curiosas... Se acercan las fiestas del pueblo.